Una mirada habla, calla, grita, ama... Una mirada toca, abraza, acaricia, besa... Una mirada une a dos desconocidos y por un instante los hace uno... Y algunas miradas, solo algunas, hacen que ese instante dure para siempre...
No sabría decir por qué levanté la mirada ese día, ni por qué mis ojos se clavaron en él, ni siquiera sé por qué escogí ese camino y no cualquier otro... Solo sé que allí estaba yo, una chica normal, un día cualquiera a punto de cruzarme con unos ojos que lo cambiarían todo... ¿Casualidad o destino?
Y que mas da... Supongo que al final lo único que importó es que le vi por primera vez.
Nunca pensé que las cosas pasarían de esta manera, nunca imaginé que la persona que esperaba estaba ya a mi lado y, sobre todo, jamás deseé hacerle daño a nadie...
Pero aunque aveces pensamos que somos nosotros quienes tenemos derecho a elegir y tomar nuestras propias decisiones, no es cierto...
Es el corazón el que tiene la última palabra y, cuando queremos darnos cuenta, él ya ha escogido...
Entonces sólo nos queda luchar. Enfrentarnos a los sentimientos con todas nuestras fuerzas...
Y eso es lo que hice, sin saber que no importaba cuánto me esforzara, la batalla estaba perdida...
Mi corazón lo quería a él y eso no cambiaría...
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