¡Disfruta de hoy! Quién te diría que lo feliz que eras con alguien ayer, la confianza que tenías, lo bien que te sentías, la ilusión que te hacía tener cara de idiota, los ojos brillar como linternas, las ganas de que la vida no se acabase nunca y tus ganas de fundir tu vida con la de esa persona, podía desaparecer de la noche a la mañana por una tontería, por un mal entendido, por una estupidez, por una falta de valoración, por miedo, por desconfianza, por sacar el lado oculto que nos decepciona, por miles de  razones, llegando a pasar incluso de amarse a odiarse y no quere saber nada el uno del otro. ¿Como es la vida?, te preguntarás. Creo un poco irónica y a veces una hija de puta sarcastica, pero son lecciones, no decepciones, es la única manera que la vida tiene de enseñarte que siempre debes estar alerta en todo lo que haces, en toda situación, por muy perfecta que esta sea. Eso no significa que debas vivir desconfiando de tu pareja, ni pensando agobiad@ que mañana lo bonito que tienes hoy se puede ir a la mierda. La vida es dura, pero más duros somos nosotros que, sabiendo que nos metemos en un bosque oculto lleno de espinas, nos metemos pensando en que las cosas mejorarán, cuando en el fondo sabemos que no es así... No pierdas la fe ni la esperanza nunca de que esa persona especial (si ya la tienes, olé por ti, y si no, llegará) puede que esta noche te esté esperando en el lugar menos pensado. Disfruta de la noche y vive tu vida como quieras hacerlo...

Te voy a querer siempre

No voy a perdonar que te hayas ido,
no esperes un adiós civilizado,
no muere nuestro amor, tú lo has matado,
si vienes al entierro no hagas ruido.

"Te voy a querer siempre", me disparas,
la frase super ventas del olvido,
qué broma del destino me has traído,
mejor hubiera sido que callaras.

Qué típico el amor cuando es eterno,
qué falsos los finales de los cuentos,
qué fácil es mentir cuando es invierno.

Te vas y no me quedan argumentos,
ni fuerza ni valor para ser tierno.
Me quedan, de tu piel, solo fragmentos.

Firmando la paz en tu portal,

Esto es lo más parecido a la carta, que sé que te debo, que me he atrevido a escribir. Y si, ya sé que llega tarde, "demasiado" te habrás dicho a tí mismo. 

También sé que te conozco lo suficiente como para saber la forma en la que estarás leyendo este mensaje, tu gesto de tristeza y de ilusión a la vez, tu mirada capaz de analizar el problema más complicado, pero también de volatilizar aquello que no te gusta con un batir de pestañas.

Te conozco y creo que me echas de menos, pero no te imaginas ni por una décima de segundo lo mucho que lo hago yo, no imaginas de la noches que me he levantado y acostado pensando en ti.

Y si, se que estarás pensando que son un puñado de palabras vacías que buscan derribar murallas, mi pequeño caballo de Troya para remendar heridas, pero también sabes que no soy capaz de decir nada que no sienta.

Y es verdad que no sé

ni quiero vivir sin ti.

Ábreme, que es febrero y hace frío a estas horas.

14 de enero...

Mision para hoy: deja de mirar hacia atrás y más cuando quieres ir para adelante. Si sigues así, te perderás el paisaje que tiene el camino por el que quieres ir, lo peor es que, mientras miras atrás, delante de tus narices pasarán esas oportunidades que tanto buscas, pero como lo único que haces es mirar para atrás, te perderás muchas cosas...

El problema no es solo que te acostumbres a mirar hacia atrás cuando quieras ir adelante, el problema será que de seguir así, empezarás a tropezar, le echarás la culpa a tu pasado y joderás tu futuro... Gira la cabeza, levántala y mira lo que tienes por delante, aprovecha el día y todo lo que este tenga para ti, y lo que dejes atrás que allí quede...

Os juro que no me quedan minutos de silencio en su nombre.

Que quien fuiste, sea quien fuere, ya no es.

Imagínate mi daño al recordar que esa persona, la anterior a ti, la

que un día se reflejaba en mis ojos cuando te miraba, sigue

teniendo la autoría de mi corazón y todos sus órganos vecinos.

Tu, en cambio, parece que hayas perdido el tuyo. Y supongo que

para llegar a tal extremo has debido también perder el que me

robaste a mi. En qué cama te lo habrás dejado, cariño, en qué

poesía sin trasfondo. Cuántas sábanas saben ya el olor de tu pelo

y cuántas noches soñé con que solo quisieras tú saber del mío.

Asique hazme un favor,

pues si habitas el mismo cuerpo que habitó un dia la persona por la

que sigo respirando:

si vuelve a aparecer, dale el pésame de mi parte.